A quienes seguís el Curso de Retrato os interesará visitar el balcón de la primera planta del Museo Thyssen, donde Dolores Delgado dedica la décima entrega de la serie "miradas cruzadas" a un tema que ha interesado a los artistas de todos los tiempos, el autorretrato. Ya fuera para dejar constancia de estados de ánimo o del paso del tiempo, de reafirmar su papel en la sociedad o dejar una huella para la posteridad, han sido muchos los pintores que se han retratado a sí mismos a lo largo de la historia. Una selección de nueve autorretratos de las colecciones del Museo -de Rembrandt a Steen, Freud, Beckmann o Schiele, entre otros- permiten en este montaje recorrer con pocos ejemplos la evolución de este subgénero del retrato desde el Renacimiento hasta el siglo XX.
Subyace siempre en este tipo de obras un componente psicológico, a veces incluso algo narcisista, motivado por el deseo de conocerse a sí mismo y de mostrarse en sus múltiples matices; una acción reflexiva en la que artista y modelo se identifican y en la que el espejo juega un papel importante, como instrumento necesario para elaborar el cuadro y en simbiosis también con la propia obra de arte, con la idea del rostro como espejo del alma.
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